Unidad

Ha llegado la hora de deponer intereses personales. Unidad con todos aquellos que no estén con la embajada. Y asegurémonos de que en la unidad tengamos verdaderos representantes de los intereses del pueblo

lunes, 24 de agosto de 2009

El Verdadero Lole

Roxana Latorre denunció que Carlos Reutemann le reclamó que dejara su banca. La senadora aseguró que no lo hará. “Me pidió que renunciara y me amenazó”

En diálogo con Página/12, la ex aliada de Reutemann contó que las diferencias entre ambos comenzaron cuando ella rechazó las expresiones golpistas de sectores ruralistas: “Reutemann me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”.
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Casi 20 años duró la alianza entre Reutemann y Latorre. El divorcio se formalizó cuando ella firmó un despacho de mayoría.

“A lo largo de toda su trayectoria, Carlos Reutemann hizo una carrera unipersonal, usando a la gente y tirándola en la banquina”, disparó ante Página/12 la senadora Roxana Latorre, hasta hace pocos días aliada dilecta del ex gobernador de Santa Fe. Y dijo más aún. Confirmó que el mismo Reutemann la llamó para pedirle que deje su banca, para la que acaba de ser reelecta: “El sábado me llamó por teléfono para pedirme que renuncie y me amenazó. Me dijo que la iba a pasar muy mal en la provincia si no renunciaba”. El sorpresivo divorcio político entre ambos senadores del PJ se desató la semana pasada, después de que Latorre firmara un dictamen de mayoría en el Senado, pero la relación ya había comenzado a resquebrajarse un mes antes. En una entrevista, la senadora había dicho que “sería catastrófico para la Argentina que se haga realidad lo que algunos sectores agitan, la entrega anticipada del poder”. “Ahí Reutemann me llamó y me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”, confió Latorre.

“Estoy en el corazón de una feroz operación de prensa encabezada por Reutemann”, denunció la senadora. Esa “operación” habría buscado despegar al ex corredor de Fórmula 1 de la firma que Latorre estampó “en total disidencia” en el dictamen que permitió el tratamiento y la aprobación de la prórroga de las facultades delegadas al Poder Ejecutivo. Tras la votación del jueves pasado en el Senado, la oposición había salido al unísono a pedir la cabeza de la legisladora, desde el titular de la Federación Agraria, Eduardo Buzzi, hasta el senador socialista de Santa Fe, Rubén Giustiniani, pasando por el número uno de la UCR, Gerardo Morales, y el presidente del PJ provincial, Ricardo Spinozzi.

Rápido de reflejos, Reutemann decidió tomar distancia de su histórica aliada y anunció su expulsión del bloque Santa Fe Federal, que conformaban, apenas, ellos dos. Sin embargo, esta reacción no llegó cuando el ex gobernador se enteró de la firma de Latorre en el dictamen (algo de lo que estaba informado desde el lunes, según consta en medios locales), sino recién cuando comenzó a crecer el tsunami de críticas hacia la senadora: Latorre es la moneda de cambio que presentó Reutemann para sortear un paso en falso que amenazaba con complicar sus ambiciones presidenciales.

“Todos se aprovecharon de un error involuntario y hacen leña del árbol caído. Pero al frente de la operación está él, que está aconsejado por la mujer y la hija, que no entienden un carajo de política”, se despachó Latorre. Estos días, en el perfil de Facebook de Verónica Ghío, la esposa de Reutemann, podía leerse una consigna: “R.L. out”. Las iniciales, por supuesto, se referían a Roxana Latorre.

“El sábado (Reutemann) me llamó por teléfono para pedirme que renuncie a la banca y me amenazó. Me dijo que la iba a pasar muy mal en la provincia si no renunciaba”, relató la legisladora. “Yo no voy a renunciar. La única manera de que deje la banca es si me destituye el mismo Senado –se plantó–. Si Reutemann quiere, que renuncie él.”

El matrimonio político duró casi veinte años y se fue a pique en pocos días. Sin embargo, las fisuras, invisibles desde afuera, venían desde hace un tiempo, cuando Latorre comenzó a denunciar los ánimos golpistas de ciertos sectores del campo. “Ahí Reutemann me llamó y me dijo ‘dejate de declarar eso, que los Kirchner se vayan cuando se tengan que ir’”, contó la senadora justicialista.

–¿Ahí fue que comenzaron sus diferencias?

–Claro, yo planteo la defensa irrestricta de la Presidencia, sea quien sea el que ocupe el cargo, y él me pide que no declare más eso. El campo quiere tumbar a Cristina. Y yo, aunque fui y voy a seguir siendo opositora, no lo puedo dejar pasar. Voy a seguir defendiendo los intereses del campo, porque ésa es la idiosincrasia de mi provincia, pero antes que nada están las instituciones.

–¿Reutemann le pidió la renuncia porque usted no obedeció sus instrucciones?

–No. Yo no soy una figura boluda que pone la firma. El no conoce de técnica legislativa, él es un personaje de alto perfil político, pero el trabajo legislativo lo hacía yo. Nunca me decía cómo votar, si no conoce la interna del Parlamento. El está para otras cosas. Y ahora tenía que despegarse de las críticas y por eso quiso tirarme a la banquina.

–Desde el PJ santafesino señalan que el escaño les corresponde a ellos, y no a usted, y por eso piden su renuncia...

–A mí el PJ de la provincia no me quiere, nunca me quiso. Y aun así Reutemann me puso en la lista. Si bien es cierto que hice mi carrera de la mano de él, que no se crea que todos los votos de junio son suyos. Si él me puso ahí es porque para algo le servía. Y no soy una más de los que tiró en la banquina, a lo largo de su trayectoria hizo una carrera unipersonal tirando gente a la banquina. Pero yo no me voy a quedar ahí. Como bloque unipersonal, formo parte del interbloque Federal, de quienes he recibido todo el apoyo y la solidaridad, así que seguiré trabajando desde ese lugar.

–¿Cómo responde a las acusaciones de Giustiniani, que dijo que usted se “borocotizó”?

–La oposición no se hace cargo de sus errores y por eso aprovechan la volada para llevar agua a su molino. Pero si se fijan, cuando se llevó el proyecto al recinto yo voté negativamente, y Reutemann en esa misma sesión se quedó en su despacho y no votó, ni en contra de los superpoderes ni por la ley de emergencia agropecuaria (ver aparte).

–¿Se siente responsable de que el Gobierno haya prorrogado las delegaciones de poderes?

–Mirado con el diario del lunes, quizá no debería haber firmado nada, pero era una pelea que se había perdido antes. Concretamente cuando el campo, que se cree que es gobierno, no juntó los votos necesarios, como sí pasó con la 125. En cualquier escenario, esa ley iba a ser votada. Hubo una torpeza administrativa del secretario de la comisión, que no fue a buscar la firma del senador pampeano Rubén Marín. Con la firma de Marín les alcanzaba. Y en el peor de los casos, el oficialismo iba a pedir una sesión especial.

Informe: Nicolás Lantos.
Link a la nota:
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domingo, 23 de agosto de 2009

Carta Abierta Nº 6

En la esquina de Defensa e Independencia

No somos mujeres y hombres del escándalo, nuestras conciencias no son saltimbanquis de la alarma. Al contrario: los hechos graves como el de la pobreza de amplios sectores de la población nos atañen. La pobreza atañe al fondo último de nuestros compromisos, la idea de igualdad, nuestras antiguas y recientes militancias. Nos compete, nos atraviesa. Por eso podemos decir: no nos escandaliza. El escándalo es gesto espectacular y ademán avieso. El rostro de los pobres se vuelve superficie de inscripción de llamados evangélicos, sacralidades disponibles, obsceno plano televisivo y objeto de malversación política. Nos atañen tanto las vidas dañadas por la miseria como su circulación en un imaginario que las despoja de creación, potencia y libertad.

Un presidente que desguazó las anteriores tramas sociales pudo decir “pobres habrá siempre” mientras creaba las condiciones para un inédito hundimiento de los salarios y los empleos. La conmoción del 2001 hizo visibles a contingentes de desocupados que habían encontrado en su exclusión el ímpetu para un descubrimiento de sus propias facultades organizativas y políticas. El gobierno iniciado en 2003 pensó al trabajo como una vía de recuperación de la dignidad para los desposeídos. Expansión del empleo y paritarias fueron las llaves precisas y, a la vez, el horizonte deseado. Detenido el ciclo, en la tormenta del mundo, la pobreza se hizo tópico de lo irresuelto. También, núcleo rutilante de una confrontación que es necesario deshojar.

En una iglesia de Liniers, en los palacios vaticanos, en los palcos ruralistas y en los grandes medios se agitan hilos que provienen del mismo ovillo. Ovillo que es idea: es posible aunar la mayor riqueza –dada por la propiedad privada de ciertos recursos- con la asistencia caritativa a los más pobres. Campo y Cáritas. Soja y comedor popular. Para que ese enlace sea fructífero y económico debe prescindir de lo que es visto como poder coercitivo y expoliador: el Estado. Y también del enlace de la cuestión de la pobreza con los temas de la justicia y la igualdad. Pobres habrá siempre, para atenderlos está Cáritas. La limosna es la vía celeste para unos y la sobrevivencia menoscabada para otros. Contra ella es necesario volver a situar la defensa de lo público, el engarce de la cuestión social con otros modos de la justicia y la apuesta no a la victimización de lo popular sino a su recreación política.

¿La justicia pendiente del presente no está ligada a la justicia respecto de un pasado criminal? ¿No está la deuda social impaga vinculada a una renovada reflexión sobre las condiciones de una redistribución del ingreso que afecte no sólo a los trabajadores en blanco? ¿Es posible encarar medidas imprescindibles, como un plan orientado a la resolución de las necesidades alimentarias de la población, que tenga alcance nacional y solidez nutricional, sin herramientas impositivas y recaudatorias? Sin retenciones hay limosna. Con retenciones: debate público y politización.

Decir eso suena a mala palabra: ¡quiénes son los extraviados que en el contexto de un ataque masivo a la política reclaman mayor politización! Nosotros: en la intersección, ya lo decimos, de Defensa e Independencia. En otras esquinas priman otros tonos: la indignación y la sospecha. El hombre típico de Corrientes y Esmeralda es hoy alguien que sospecha. Alguien que ve, tras los discursos y los valores de la política, una razón oscura que sería su verdadero sentido. Una razón material, crematística, que funcionaría como hilo explicativo de toda conducta pública. ¡Quién les paga!, es el grito de guerra en una Argentina con una larga devastación de las conductas políticas. Contemporáneo a ese sentimiento está el de la indignación, el ademán del usuario enojado, del ciudadano reclamante, del movilero agitado en persecuciones varias, del periodista de piso que frunce el ceño. ¡Hasta cuándo!, resuena como eco. Entre la sospecha y la indignación se sumerge la vida política del país. Quizás el ejemplo más claro de esto es la mutación de la condición del lector en gritón de los diarios digitales: ya no es el que acude a un encuentro con lo desconocido -que le exige no poca disposición amorosa para comprender- sino el que lee como excusa para el rezongo o la suspicacia insidiosa. Es el rumor mismo, la pasión arraigada en los subsuelos de los modos de vida que agrieta los cimientos mismos de lo público. Alimentados por una larga historia de desalientos y exacciones. Recreados como fábula moral en las usinas mediáticas. La nueva derecha vive en esos relatos y hace de ellos santo y seña.

Hoy esos ríos profundos de la vida contemporánea minan las bases de la gobernabilidad. Lo hacen ahora con el gobierno nacional. Lo harán luego contra otras representaciones. Lo que en su momento llamamos destituyente es eso: una articulación y un impulso, una organización de sentimientos difusos para dirigirlos, sin pausa y sin errancia, contra un objetivo determinado. Por eso los jefes de ese movimiento no son hombres de la política, aunque ellos pretendan usufructuar sus resultados inmediatos. En el fondo se intuyen las futuras víctimas si no logran pactar con ese sordo rumor. Nadie es creíble, nadie está firme. Parecen a salvo aquellos que se escudan en el reconocimiento directo de las razones mercantiles: los que declaman sus historias empresarias, los que piensan la política como un momento más de la expansión de los negocios. Bajo sospecha quedan aquellos que intentan recurrir a los discursos ideológicos o a las tradiciones políticas. Los que confiesan se convierten en testigos protegidos del juicio al entero sistema partidario.

¿Puede reconstituirse lo público en un tembladeral animado por esas fuerzas sentimentales y anímicas? ¿Puede reconstituirse lo público amenazado por la sensibilidad del miedo, la sospecha y la indignación? ¿Qué política podrá sustraerse de esa atmósfera en la que se reclama el reino desembozado de los intereses privados, porque finalmente serían los únicos sinceros?

Una elección parlamentaria ha transcurrido hace algunas semanas. Los resultados fueron adversos para el proyecto que desde estas cartas acompañamos. En cierto sentido, las advertencias que recorrían los escritos anteriores fueron confirmadas: crecieron electoralmente los adalides de la restauración conservadora, fueron ungidos los que debaten en sus gabinetes cerrados si apurar el paso hasta la caída o dejar llegar las cosas –el gobierno exánime- hasta el 2011. El triunfo de Unión Pro en la provincia de Buenos Aires, con un candidato que exhibe como méritos una caudalosa fortuna y destrezas televisivas, pone en evidencia la articulación política de los rasgos profundos de la época: el llamado a la desnuda presencia de las razones mercantiles como latir vital de la actividad pública y la mediatización de la política, convertida en mero apéndice de ficciones publicitarias que toman inspiraciones épicas –en una época que sin embargo pretenden disciplinada por las grandes fuerzas corporativas económicas- y se basan en idealizaciones de la vida popular –cuando estamos en un tiempo en que lo popular resiste dificultosamente la segmentación brutal de las experiencias colectivas-. Esos rasgos no los inventó la derecha. A lo sumo, sus políticos y publicistas son los que más descarnadamente, sin culpa y sin velos, los incorporan y expanden y por ello pueden recibir los mejores dividendos. Los que se mueven como peces en el agua en la sociedad del espectáculo.

La elección de junio hizo visible la debilidad en la construcción de otra escena para la política. De una escena en la que las fuerzas provengan de la militancia popular y no de las mediciones de rating, en la que los candidatos y funcionarios se elijan menos por la opinión pública y más por sus compromisos persistentes, en la que los diálogos tengan menos de representación de roles que de apertura a problemas, en la que el voto se dirima por la defensa de las condiciones reales de vida y no por la presión de los conjurados mediáticos. ¿No serían éstos menos eficaces en su monserga destituyente si estuvieran menos impagas las deudas sociales? Al gobierno lo atacan los jefes agromediáticos por sus aciertos y no por sus errores. Pero en las urnas perdió también por sus traspiés, sus titubeos, sus debilidades. En manos de un electorado que parece más tomado por el desánimo o la apatía que por el entusiasta abrazo a las consignas de derecha.

La restauración conservadora está en curso y en ella se unifican poderes corporativos –el empresariado nucleado en AEA, la airada mesa de enlace, el bloque mediático y algunos políticos-. Sin embargo no puede pavonearse de legitimidad por el resultado electoral. Porque no está mellada la capacidad gubernamental y porque en los cuartos oscuros también fueron ungidas representaciones parlamentarias que arrojan a la escena problemas necesarios de ser tratados en pos de una sociedad más equitativa y justa.

Si el proceso abierto en el 2003 estuviera cerrado, si sólo quedase la organización de una retirada ordenada, el gesto de la crítica sería intento de autoexclusión de la derrota. Una precaria salvación. Por el contrario, si hay que mencionar errores es en función de otra hipótesis: la de que hay un núcleo de valores fundamentales de este proceso que es necesario no sólo defender sino expandir en los próximos dos años. Y que se defienden y se expanden si hay capacidad de reinventar a la vez políticas de gobierno y de impulso de las autónomas voluntades militantes. Si hay capacidad de pensar como interlocutores no a las corporaciones con sus poderes de veto y sus agitadas amenazas sino a los argentinos de a pie: a esos que tienen el poder de su reunión, su fuerza y su voluntad.

Las urnas hablaron, pero su mensaje no tiene por qué ser aquel que los personeros de la destitución creen escuchar. Al contrario, muchos leyeron en ellas el llamado a un activismo renovado, capaz de procurar ámbitos de encuentro, creación de ideas en común, imaginativas defensas de lo público. En algunos lugares el nombre de Carta abierta bautizó esas experiencias que cavan el presente no sólo para atrincherarse en la prioritaria defensa de un gobierno legítimo sino también para encontrar los destellos de una política renacida. En muchas ciudades los hombres se reúnen en Defensa e Independencia. Quizás porque esa esquina siempre esté en el núcleo más íntimo de nuestras búsquedas.

No venimos aquí, al púlpito de la esquina, a presentar la cartilla para la reconstrucción de una militancia popular. Por el contrario: venimos a decir que estamos perplejos y asombrados. Que a la vez que hay indicios de la posibilidad cierta de una catástrofe conservadora hay un énfasis del gobierno en no retroceder en sus decisiones fundamentales y los hay también de una múltiple voluntad colectiva. Podríamos decir: falta la construcción. Nos privamos de hacerlo, para que quede el vacío ruidoso de aquello que no sabemos ni qué sería ni cómo se hace. Apenas intuimos, y que valga como susurro, que mucho de pasión por el presente, de donación a los entusiasmos de lo que viene y de renuncia a las rigideces del pasado, serán actitudes necesarias.

¿Estamos pidiendo más a un gobierno cuya existencia está, sin dudas, amenazada? ¿Estamos concurriendo a la conjura de las exigencias que pueden alterar la vida institucional? ¿Es tiempo de solicitar, una vez más, profundización de los cambios, o sólo se trata de apegarnos a los hechos, a un realismo de la continuidad, para evitar lo peor: la desestabilización, el ascenso brusco de las derechas, el triunfo de las más radicales presiones corporativas, el escenario hondureño? El gobierno está sitiado. Por una confluencia que quizás nadie pueda detener. En el sitio conjuga gestos defensivos, audacias inesperadas y perseverantes compromisos. Entre estos últimos, la actitud de condena frente al golpe en Honduras ante la indiferencia de muchos e incluso la crítica obtusa ante la decisión de la Presidenta de ir al lugar de los hechos para dejar claro que la recuperación democrática en ese país no sólo reclama la acción de las cancillerías o de las instancias diplomáticas internacionales. Honduras nos atañe. Habla de nosotros. Como Argentina habla de Bolivia. Y Bolivia de Venezuela. Y Venezuela de Ecuador. Destinos cruzados y necesidades mutuas en un contexto signado por la expansión de la presencia estadounidense en Colombia de un modo que remeda, amenazante, las viejas prácticas imperiales.

En cuanto a la actitud que el gobierno de Cristina Fernández debiera tener en esta situación amenazada, algunos prescriben concesiones ante grupos de presión; otros la defensa de las políticas económicas sostenidas. Si solicitamos más, es porque consideramos que esa defensa sólo puede desplegarse sobre la constitución de un horizonte político, sobre el hallazgo colectivo de un proyecto que exceda y desborde la actualidad, sobre el sueño común de reinvención de lo público. Sin esa dimensión utópica, sin esa perspectiva que reinscriba los hechos cotidianos en un relato que los excede y potencia, no hay renovación de las posibilidades gubernamentales pero tampoco de las políticas populares. La idea de cambio fue, publicitariamente, capturada por las derechas mientras el gobierno hizo campañas de reivindicación de lo hecho. Pero la política no es el cierre sobre el presente, salvo que se resigne a devenir administración de lo dado. Es desde las fuerzas que efectivamente han transformado mucho en este país y en estos años, desde las fuerzas que han puesto en discusión razones profundas de la transformación social, que se debe recuperar la invocación al cambio. El llamado a la construcción de una sociedad emancipada de sus grilletes y reparadora de sus injusticias.

Se hizo, es cierto. Defendemos lo hecho. Pero lo que pende es fundamental: la reposición de las instituciones estatales en las condiciones de producción contemporáneas, el planteo de un sistema impositivo que tenga un carácter progresivo o desplegar nuevas regulaciones al capital financiero, son algunas. Otras ya las hemos mencionado. Insistimos: no como gestores de un balance de una empresa en quiebra. Sino como trabajadores de su recuperación. La nación está en juego. Y las vísperas del bicentenario podrían ser ocasión de una apuesta imaginativa que desborde los fastos conmemorativos y los rituales previsibles. De una apuesta que incluya los temas postergados de la emancipación, como la relación entre la nación y las comunidades culturales y étnicas que la precedieron. La reivindicación de los pueblos originarios presupone una profunda invitación a poner en cuestión los fundamentos culturales que nos cobijan, no para abandonar los que nos son comunes sino para que nos sean comunes los que surjan de nuevas revisiones históricas.

La idea de que es necesario reabrir las posibilidades de la historia, no puede escindirse de la emergencia renovada de organizaciones populares. ¿A quién le habla el gobierno cuando habla?, es una pregunta que si notoriamente está vinculada con los estilos comunicacionales dice también sobre cuestiones estratégicas. Porque a la escena de las presiones de las corporaciones patronales sólo se la combate con una escena de escucha y conversación con los partidos políticos populares y con los movimientos sociales. Y a la escena de los titiriteros mediáticos se la confronta no sólo con medios públicos -que son necesarios-, no sólo con la democratización que supone una ley de servicios audiovisuales -que es urgente e imprescindible-, sino también con una escena política autonomizada de la lógica mediática. Incluso, la que ocurra en los esfuerzos últimos que realicemos para que nuestra propia conciencia vuelva a albergar la noción básica de autonomía crítica, ética de convicción y templadas responsabilidades para reconstruir un sentido de verdad ante las derechas que en el vaciadero de los conceptos, se revisten con los viejos temas de las izquierdas. No es que las ideologías hayan desaparecido, sino que se las modula como una más de las mercancías que se le ofrecen al consumidor.

Alguna vez dijimos que a las acciones de este gobierno, incluso a algunas de las más relevantes, les faltaba lo previo: una cierta elaboración en la cual se inscribieran con la fuerza necesaria, pero también su enhebramiento con un entramado de voluntades y activismo, capaz de proponer temas, de situar problemas, de hacer y defender políticas. No se trata sólo del horizonte político futuro. Incluso la institucionalidad gubernamental requiere, para sustentarse sin graves cesiones a los poderes corporativos -que encuentran hoy en el empresariado más concentrado un programa completo de transformación de la economía argentina- , de una revitalización de las organizaciones populares.

Eso que falta es necesario para preservar los aspectos más profundos y relevantes de estos años. Para preservar y expandir la política de derechos humanos; la integración regional; los derechos laborales; decisiones soberanas respecto de los organismos financieros internacionales; instituciones de defensa alejadas de las doctrinas de la represión; la inversión de recursos en ciencia y técnica. Preservar y expandir es, también, ir más allá de una concepción economicista que sitúa al crecimiento como estrategia rectora última. La crisis mundial dejó interrumpido ese camino de expansión de la inversión, empleo y mercado interno. La idea de distribución de la riqueza vino asociada no sólo a un retintineo promisorio sino a la efectiva reactivación de la economía. La crisis afecta ese despliegue, que quizás tenía núcleos internos que lo volvían ciego ante ciertas situaciones de exclusión y desigualdad social.

El debate sobre las asignaciones familiares a trabajadores informales o a desocupados, la idea de ingreso universal de ciudadanía, los planes diferenciados para atender situaciones de pobreza, fue postergado en función de una perspectiva economicista. La ausencia de políticas reparatorias que atenuaran las desigualdades dentro del interior del mundo laboral, aligeró como palabras al viento aquellas que nombraban las efectivas medidas de justicia existentes. ¿No tuvieron relación los resultados electorales con esa ausencia? Porque no hay metáfora más errónea que la de traición, que supone a los votantes como seres arrastrados a una decisión cuyo sentido ignoran. Hay, en todo caso, un disgusto, una necesidad, una crítica, que benefició, especialmente, a los dirigentes surgidos de las falanges restauradoras y los gabinetes fantochescos que inventan políticos por encargo. Lamentamos esa decisión emanada de las urnas. Pero no serán las explicaciones consoladoras las que permitan revertirla.

La reversión es posible, pero requiere un modo novedoso de tratar lo público. De volver a considerar lo público. Está en juego eso en la política nacional pero también en la ciudad de Buenos Aires, en esta ciudad con sus plazas en las que se leen estas cartas, con sus edificios sanitarios amenazados por operaciones inmobiliarias, con sus parapoliciales que desalojan espacios comunitarios, con sus jefes de policía que surgen de las más tenebrosas historias de encubrimientos y exacciones. Medidas que pretenden hacer campo raso de lo heterogéneo y de la ciudad laboratorio de la nueva derecha. Nuestra calle, aquí, es Resistencia.

El jefe de gobierno de esta ciudad es un empresario. Como tal parece menos enjuiciable que los hombres de la política. Ante el banquillo del juicio que la sociedad mediática encara, se lo presume inocente. Quizás no del todo, pero sí más que aquellos que hablan más de política que de negocios. Por eso, puede reírse de las combinaciones entre tintorerías y prostíbulos en los barrios pobres de la ciudad. Ha ordenado desalojar huertas y expulsar hombres y mujeres sin techo. Ha burlado a los docentes y a los trabajadores de la salud. Ha imaginado desalojar los antiguos neurosiquiátricos, menos por un libertarismo antimanicomial que por la valorización de los terrenos. Ha nombrado un jefe de policía en cuyo nombre se anuncia la acentuación de estrategias represivas y de funcionamientos corruptos. Perdiendo votos, sin embargo ha ganado las elecciones. Quizás porque en figuras así se condensan las fuerzas anímicas del miedo, la sospecha y la indignación.

No es un problema de los porteños. En Nueva York le pagan a los desocupados un pasaje de ida para privar de su miseria a la ciudad. Pero esta es nuestra ciudad: en ella debemos disputar cada esquina, cada barrio, cada discurso y cada idea. Contra esa articulación reaccionaria, es necesario situar una agenda de recuperación de lo público: del espacio, de las conversaciones, de las políticas, de las instituciones, de los recursos naturales, de las facultades humanas. El mercado, sabemos, es capaz de apropiarse y gestionar todo eso, bajo la lógica de la ganancia y el rendimiento comercial. Y hay políticas estatales que se subordinan a la obediencia de esa lógica. Incluso, algunas políticas nacionales, como la que regula la minería, en la que prima la explotación inmediata antes que el resguardo de los derechos comunitarios. Recuperar lo público es poner en cuestión esos criterios, situarlos en el marco de una discusión que no debe aceptar para sí los límites de lo ya dado, sino que debe constituir el horizonte utópico y realizable de lo porvenir.

Hay mucho que preservar y hay mucho por hacer. Aunque minado por la sospecha y la indignación existe un terreno en el que eso se dirime: la política. Las diversas tradiciones ideológicas que han puesto el acento en lo popular y sus potencias tienen ante sí un desafío mayúsculo: el de considerar su confluencia sin exclusiones, su situación sin mezquindades y el futuro con inédita imaginación.

Aquí en esta esquina somos una suerte de conjurados. En defensa de un conjunto de políticas desplegadas desde el 2003 y del derecho del gobierno a perseverar en ese camino y con la independencia de criterio que nos dan nuestras propias experiencias, valores, ideas. Nuestro llamado al coraje colectivo contra el operativo derrumbe no resuena en el eco de los espacios vacíos. Al contrario, rebota en los cuerpos, se ahínca en los sueños, se intercambia en la reflexión común. Por eso creemos que no se puede hablar de derrota ni de victoria ni nos está dado el tono de la certeza. Sí saber que lo que sucede nos atañe. Y por eso no nos escandaliza.

miércoles, 5 de agosto de 2009

Debate post electoral: Agrupación Envar El Kadri del Peronismo Revolucionario

AVANZAR CON EL PUEBLO PARA FRENAR LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA.
Plenario Agr. Envar El Kadri.
PERONISMO REVOLUCIONARIO

Domingo 12 de julio de 2009

Análisis del resultado electoral del 28 de junio pasado.
Una serie de factores confluyeron para que las listas del oficialismo fueran derrotadas en varios distritos del país y, fundamentalmente, en la provincia de Bs. As.
La feroz oposición de las patronales agrarias a la resolución 125 que, con el apoyo de los grandes medios de difusión, generaron un clima destituyente, con desabastecimiento e inflación, y sumado a esto, de parte del gobierno, una subestimación del oponente, lo que le ocasionó un enorme desgaste a la Presidenta a poco más de dos meses de asumir.
La figura de Francisco De Narváez logró, en parte, reconstituir la alianza de clases gestada por el menemismo en la que los sectores populares votan por sus enemigos; esto quedó evidenciado en el alto porcentaje de votos obtenidos en el conurbano bonaerense.
La decisión del ex presidente Kirchner de asumir la titularidad del PJ, que desde nuestra Agrupación cuestionamos desde el primer momento, con el argumento de controlar el aparato electoral resultó un fracaso ya que, más allá de los diferentes análisis matemáticos que circularon en los últimos días, lo cierto es que en varios municipios de la Pcia. de Bs. As. ése aparato no jugó a favor, o directamente jugó en contra, y en la Capital Federal, donde fue más notorio aún, el candidato explícitamente propuesto por el PJ no participó de un solo acto de campaña.
Contra la Antigua consigna vandorista “para salvar a Perón hay que estar contra Perón”, los denominados “Barones del conurbano”, mas Schiaretti, Reutemann, Das Neves, Massa, y otros “destacados” del Partido Justicialista, acuñaron la más moderna “para salvar nuestros negocios y la estructura del PJ hay que estar contra Kirchner”.
Aquí citamos a un gran pensador nacional y militante popular: "Hay que actuar en dirigente revolucionario y no en dirigente electoral, porque se trata de la disputa del poder”. …“Por cuidar los votos, ellos se quedaron parados y cuando se dieron cuenta, los votos se habían ido. No importa donde están los votos ahora. Importa dónde estarán para ejecutar un programa…”. Carta de Arturo Jauretche a Amílcar Vertullo, 03/07/1959.
La crisis económico financiera mundial que causó estragos en EEUU y Europa, en nuestro país no impactó con tal magnitud pero generó una fuerte desaceleración de la economía que se tradujo en una importante reducción del margen de maniobra del gobierno y en despidos y suspensiones “preventivos” por parte de varias empresas. También debemos señalar un insuficiente y desarticulado apoyo a la pequeña y mediana industria al igual que a los realmente pequeños productores agropecuarios, las empresas recuperadas, la economía familiar, las cooperativas etc..
Con respecto a la Ciudad de Buenos Aires el casi 12% obtenido por el Encuentro Popular para la Victoria constituye un núcleo duro de votos desde el cual construir una alternativa popular en la Capital Federal, teniendo en cuenta la complejidad del distrito en el que las cuestiones nacionales siempre tienen una gran influencia.
El excelente resultado obtenido por Pino Solanas, relegando al tercer lugar a Elisa Carrió, y sepultando sus aspiraciones presidenciales, sumado a la importante pérdida de votos del macrismo, que apenas ha logrado retener la primera minoría en la legislatura de la Ciudad de Buenos Aires (al no poder incorporar nuevos legisladores), nos augura un 2011 favorable en nuestra Ciudad.
Es de destacar la gran elección realizada en la Provincia de Buenos Aires por el Nuevo Encuentro liderado por Martín Sabbatella, a quien apoyamos, que con absoluta autonomía e independencia y sin ceder a las presiones para que adopte una postura claramente opositora, obtuvo dos bancas de diputados nacionales.
Ha sido muy grande la despolitización, e incluso la antipolítica, y las fuerzas populares no hemos podido revertir esa tendencia que afecta principalmente a los sectores mas jóvenes del pueblo. El “son todos lo mismo” sigue siendo un latiguillo demasiado extendido. La relación entre política y calidad de vida de la mayoría, sigue estando ausente en demasiados hogares argentinos.
Esos son terrenos donde siempre gana la derecha, e incluso, a través de sus poderosos medios, los promociona. Sobretodo cuando no tiene recambios confiables para sus proyectos antipopulares. La salida a la crisis del 2001, donde los “vientos” de las asambleas populares parecían modificar esta tendencia, y luego la llegada de Néstor Kirchner cambiando el rumbo neoliberal, solo parecen ser una excepción.
Entre 2003 y 2007 hubo una importante disminución de la desocupación y de los trabajadores sin registrar (en negro). La recuperación salarial fue clara, pero insuficiente. Se revivió aquella eterna lucha entre los salarios y los precios, y si bien el gobierno logró controlar parcialmente esta carrera en beneficio del pueblo, esto fue a un alto costo político.
En materia de políticas sociales directas se debe instrumentar un mecanismo para que la asistencia llegue a los más necesitados sin interferencias. Actualmente estas se pierden en una maraña burocrática y de clientelismo, y se convierten así en instrumento del poder de la vieja política. En esto se debe dar mucho mayor protagonismo a las organizaciones sociales mas serias.
También hubo importantes avances en educación, salud y vivienda; pero esto no se tradujo en una transformación sustancial en la distribución de la riqueza a favor de los mas necesitados, ni tampoco en la desconcentración de la economía, que sigue estando en pocas manos.
A partir del nuevo gobierno de Cristina, electo en 2007, que fue presentado bajo la consigna de profundizar el cambio, pero que se sustentaba en alianzas electorales que no compartimos (con un radical K como vicepresidente), el proceso parecía estancarse.
En el debate del conjunto de nuestros compañeros, decidimos seguir apoyando, por considerar que era el único espacio que, desde el 2003 y hasta la actualidad, viene implementando medidas que consideramos indispensable sostener, profundizar y debatir con todos y cada uno de los ámbitos del campo popular..
En el medio de estas discusiones estalló el conflicto con los terratenientes, y aún así, posteriormente, el gobierno logró imponer algunas importantes conquistas. Se recuperaron las cajas de jubilaciones para el Estado, también la línea aérea de bandera (Aerolíneas Argentinas), el área Material Córdoba (ex Lockheed), el Astillero Tandanor (Talleres Navales Dársena Norte), se ubicaron las paritarias como fuerte y único ámbito para las negociaciones salariales, y se logró instalar la discusión de una nueva ley de servicios audiovisuales.
Pero, las cartas ya estaban echadas, y se pusieron de manifiesto los límites de una política que intentó una mejora sustancial para el conjunto del pueblo, y una cierta independencia económica, sin tener en cuenta que esas realizaciones iban a ser confrontadas fuertemente por la oligarquía, que era esencialmente la misma de siempre. Es decir con el viejo modelo hambreador de producción primaria, basado en la agro-exportación, sin trabajadores ni progreso social.
Y esos límites se expresaron en una falta de evaluación correcta de los recursos desestabilizadores de ese enemigo oligárquico, las transformaciones económicas y sociales producidas en su interior, y su renovada masa social de maniobra. Y de, quizás lo mas importante, cuales son las herramientas de construcción popular necesarias para enfrentarlo y dar esa pelea fundamental para el destino de la Patria.
Todo lo mencionado no nos tapa el bosque, y nos deja ver que estos gobiernos, iniciados en 2003, han sido el mas importante avance para nuestro pueblo desde la muerte del General Perón el 1º de julio de 1974.
Pero aún es insuficiente, y por eso decimos que hay que AVANZAR CON EL PUEBLO PARA FRENAR LA RESTAURACIÓN CONSERVADORA.
A modo de conclusión y de propuesta.
En cuanto a las elecciones y la relación con los aparatos partidarios de cara al futuro citaremos ahora a otro pensador y militante popular, John William Cooke, sin perder de vista el momento histórico y quién era su interlocutor:
“los que hemos tenido la preocupación de meditar sobre las causas de nuestra caída del gobierno, computando tanto los factores que en un momento dado fortalecieron el frente cipayo como las fallas internas que entonces afloraron, hemos atribuido la máxima importancia a una debilidad estructural que resultaba de tener un líder revolucionario y una masa revolucionaria pero también una capa burocrática -sindical, política y administrativa- que hacía de aislante y no de mecanismo de transmisión, de freno y no de ejecutora de una política revolucionaria. (...) Es allí, en esas posiciones ideológicas absurdas y reaccionarias, donde está el mal y donde radica nuestra debilidad” ...
El peronismo es un encuadramiento de las fuerzas populares vertebrado en torno a la clase trabajadora, pero no está investido de ninguna calidad extraterrenal que le confiera vigencia perenne; no posee otros valores que los que él mismo va acreditando con sus acciones. Entonces no se vea en este toque de alerta prefiguraciones catastróficas, ni dudas en cuanto a su capacidad para cumplir su mandato histórico, sino el llamado para que lo preservemos como eje de un frente de nacionalidad..." "Había un lugar donde podría haberse planteado todo eso: el partido..., pero lo que debió haber sido el campo de desarrollo ideológico se transformó en esclerotizada estructura burocrática." , correspondencia de Cooke con el General Perón, 1959.
La renuncia a la presidencia del PJ y la participación en el primer encuentro de Carta Abierta del ex Presidente Néstor Kirchner son dos gestos positivos y de alto contenido simbólico. Creemos que estos deben ser los primeros pasos para construir una fuerza política nacional con una concepción movimientista, que recupere lo mejor de la transversalidad, que convoque a sumar fuerzas a todas las organizaciones sociales, políticas, culturales etc. y aliente la movilización y organización del pueblo en todo el país.
La única salida posible es hacia adelante. Esto significa mayor y mejor distribución de la riqueza expresada en crear más puestos de trabajo y que sea trabajo registrado, como contrapartida combatir el trabajo irregular, aumento de salarios y jubilaciones para fortalecer el consumo interno, generar políticas activas para que el acceso a la vivienda, la salud, la educación y la previsión social sea una realidad para todo el pueblo.
Debe haber líneas claras de fomento a la economía familiar, pequeña industria, cooperativas y pequeños productores agropecuarios entre otros. Sostener y profundizar la política de integración Latinoamericana es de vital importancia la participación en la UNASUR, el MERCOSUR, el Banco del Sur, y en todos los foros continentales que contribuyan a la unidad de nuestros pueblos.
Cualquier intento de conciliación de clases y/o negociación “amigable” con el capital llevara (en el mejor de los casos) a la derrota en el 2011. La reacción del capital cuando ve afectados sus intereses es bien conocida.
En los ‘70 fueron dictaduras militares, hoy son golpes institucionales con renuncias apócrifas y disfraces legales varios; el golpe contra Chávez en 2002, el bombardeo al territorio ecuatoriano que casi provoca una guerra con Colombia, la masacre de Pando y la rebelión de la oligarquía de la media luna en Bolivia, y el reciente secuestro y destitución del Presidente hondureño Manuel Zelaya, son un claro ejemplo de ello.
El accionar destituyente y xenófobo en nuestro país de la patronales agropecuarias, junto a grupos concentrados de capital, y grandes cadenas informativas, son la expresión local de lo antes expuesto.
En la Ciudad de Buenos Aires el Encuentro Popular Para La Victoria puede ser la fuerza convocante del armado de una herramienta política popular militante, constituyendo una mesa de conducción, sin exclusiones, para preparar un plan político - organizativo que abra el camino para recuperar la Capital en 2011.
Desde la Agrupación Envar El Kadri promovemos y promoveremos reuniones con todas las organizaciones políticas y sociales para construir la unidad necesaria con el fin de relanzar con todas las fuerzas el proyecto nacional y popular. Creemos que lo logrado hasta hoy forma una importante base de partida y que hay que ir por más y redoblar la apuesta.
Los siguientes son algunos puntos que consideramos imprescindibles para avanzar en proyecto nacional y popular. No son los únicos ni el orden debe ser el aquí enunciado.
La recuperación para el pueblo de los recursos naturales y los servicios públicos. El impulso de una tarifa social en los servicios esenciales. Una reforma tributaria que grave a quienes más tienen. Establecer la prohibición de los despidos y suspensiones por 180 días. La asignación universal por hijo. Aumento de salarios y jubilaciones, y recuperación del 82 % móvil. Impulsar la ley de quiebras, y así facilitar la recuperación de fuentes de trabajo. Apoyar la producción local y el compre argentino. poner a tratamiento de la ley de servicios audiovisuales. Impulsar la unificación de las causas contra los genocidas. Efectuar un efectivo seguimiento de la causa por la desaparición de Jorge Julio López. Otorgar la personería gremial a la Central de los Trabajadores Argentinos.
Finalmente expresar nuestro total apoyo al Presidente de la hermana República de Honduras, Manuel Zelaya, y a las acciones, que con la participación activa de la Presidenta Cristina Fernández de Kirchner, están llevando a cabo los organismos internacionales.
PLENARIO DE LA AGRUPACION ENVAR EL KADRI
PERONISMO REVOLUCIONARIO
1816 – 9 DE JULIO- 2009
HEROES DE LA GUERRA ANTICOLONIAL

lunes, 3 de agosto de 2009

Debate post electoral: Edgardo Depetri

Construir unidad popular: por el país que queremos, la fuerza que necesitamos
Aportes para el Debate


Introducción

Asumimos la disputa política sin condicionamientos, con entrega militante, con compromiso y la convicción de que estábamos aportando lo nuestro a la gran batalla –tal como la definió “el poder”- de la provincia de Buenos Aires. De esto tenemos que estar orgullosos, porque estuvimos a la altura de las circunstancias, dando todo de nosotros para cumplir con el objetivo al que nos comprometimos de cuerpo, alma y corazón.
La correcta acción de unidad que desarrollamos con los partidos y movimientos sociales, nos marcó un lugar de pertenencia en el Frente para la Victoria y en el movimiento popular. El acto con los trabajadores y la militancia de la CTA, que realizamos como cierre de campaña, marcó nuestra identidad como clase trabajadora y pueblo.
No hay dudas de que el Frente Transversal pudo desarrollar una buena campaña electoral, con una fuerte movilización territorial de toda su militancia en los barrios y en los espacios sindicales, en los jóvenes, en las áreas estratégicas, en salud, educación, cultura, políticas sociales, política internacional, organización, en esos espacios tuvimos una activa presencia comunicacional, mediática, y callejera, y suficiencia de recursos propios, que sostuvieron nuestras actividades.
La solidaridad y la responsabilidad que tomó la militancia, los referentes distritales y la Mesa Nacional, desde que impulsamos el acto en el Luna Park y que no paró hasta el día de la elección, nos hizo crecer como fuerza y nos consolidó como parte de un proyecto político social más amplio.
Pero no alcanzó. El 28 fue un triunfo de los grupos económicos y una inocultable derrota del pueblo y del campo popular. Y no una derrota que sale de la nada. Era algo que se había iniciado con la 125, con el voto “no positivo” de Cobos y la rebelión de la derecha colgándose de la patria gaucha y que fue utilizada para comenzar a posicionarse para la contienda electoral. La derecha encuentra su punto de unión con la clase media en la 125. Y ahí ya podemos visualizar cómo se fue armando el entramado de la Mesa de Enlace con sectores políticos, económicos, sindicales y comunicacionales francamente destituyentes.
El mensaje del poder era que se puede volver a reinstalar un escenario similar al 19 y 20 de diciembre de 2001 y no hay que esperar a vencer a este gobierno en términos electorales, dicen tenemos fuerzas, tenemos capacidad para golpearlo ya y volver a reinstalar políticas públicas que garanticen la gobernabilidad. La gobernabilidad como la quiere el poder, frenando la política de distribución del ingreso nacional y protegiendo sus ganancias.
La disputa por el modelo
El poder decidió disputar la rentabilidad de este modelo y nos dijo basta desde mucho antes que el 28 de junio. Trabajaron permanentemente para derrotar e este gobierno, pero esto es una parte parcial del análisis, que debe ser más amplio. No sólo de este espacio y de todos los espacios del campo popular, sino que debe haber expresiones del gobierno también, que tiene la responsabilidad de conducir el proceso, porque no hay mesas colectivas donde uno pueda discutir la política, no hay espacios de reflexión compartidos, donde nosotros podamos plantear con claridad y humildad nuestra mirada a quienes son los verdaderos responsables de conducir la idea de país y de sociedad que queremos. Necesitamos este debate, para definir etapas, responsabilidades y roles del momento.
Porque es evidente que el poder económico es el que más se benefició con la caída electoral del gobierno de Cristina Kirchner. Ni siquiera de Narváez-Solá ni la Coalición Cívica, sino la Unión Industrial Argentina y la AEA, que son los grandes grupos económicos, que ya plantearon que la Argentina tiene que devaluar y que hay que colocar el dólar a 4.50 ó 5 pesos, lo que significaría desvalorizar el salario de los trabajadores y nos haría retroceder una vez más.
Tampoco es casual la aparición de Duhalde. Se equivocan quienes creen que Duhalde aparece sólo por la interna del PJ; lo hace, para discutir el modelo y para presionar hacia la devaluación de la moneda nacional y para armar con Macri la candidatura a presidente de la República y hacer una recomposición no sólo del PJ sino de la derecha, y no para disputar el 2011 porque ya está discutiendo hoy qué tiene que hacer el gobierno. Por eso la UIA -ni lenta y perezosa- planteó el aumento del dólar, y dice no hay que discutir convenios colectivos de trabajo, que no hay que discutir salario, que hay que parar el gasto público, que para nosotros es inversión social. Nos hacen acordar cuando votaron la ley de presupuesto cero –en el gobierno de la Alianza- o sea, cero salud, cero educación, cero agua potable.
Esa es la ofensiva del poder, porque ve en la derrota electoral del gobierno que puede ir por sus reivindicaciones, por sus intereses, y esto demuestra, a algunos que nos corrieron por izquierda en el proceso electoral, que ante nuestra caída, la caída de kirchner y del gobierno de Cristina, se afianza el poder de la derecha que no sólo se expresa en lo electoral sino en lo económico, en lo político, en lo sindical, en lo comunicacional y se expresa en lo cultural. Por eso, quien más avanzó después del 28 en plantear el pliego de sus demandas fue el poder económico a través de la UIA.
Y con el argumento de que perdimos en todos los centros y las provincias agrarias, la Mesa de Enlace reclama la baja en las retenciones a la soja, lo cual implicaría transferirle cinco mil millones de dólares a dos mil quinientas familias propietarias de 12 millones de toneladas de soja que aún esperan ser vendidas, en los silos o silos bolsas, pero nada dicen para defender los intereses de los pequeños productores de frutas y hortalizas, ni siquiera de maíz, trigo y carne que son los alimentos que consume nuestro pueblo.
Y ni hablar del sector financiero y de los multimedios. Sus grandes escribas no disimulan su alegría. Ellos pensaban que ganábamos en la provincia de Buenos Aires y entonces armaron la campaña del fraude para deslegitimar, de cualquier manera, el resultado electoral y prepararse para la disputa de la rentabilidad del modelo. Lo hubiesen hecho igual por más que ganáramos por dos o cuatro puntos. El poder funciona e incide en la vida de los argentinos y no entender esto, cómo funciona el poder y cuáles son sus decisiones fundamentales, es subestimar el proceso electoral como muchos hicieron y a quienes enfrentamos.
El mismo enemigo

Por eso no es casual que Néstor kirchner se haya puesto la campaña al hombro y caminado con los intendentes del conurbano o que nosotros, desde nuestro lugar, hayamos ido a caminar por todos lados porque la única posibilidad de ganar este proceso electoral era convocar a millones y millones de compatriotas, conscientes que no era una elección más, que era una elección donde se iba disputar la continuidad o no de nuestro proyecto político en marcha. No se trataba tan solo de llegar o no a una banca. Lo hicimos para fortalecer un proyecto, para que Macri no fuera el gran ganador si De Narváez consolidaba un piso de 30 puntos. Nunca pensamos que iba a llegar a 34 puntos o 36 puntos como proyectaban las encuestas al final de la campaña.
Tenemos que poner mucho énfasis en discutir el 28 de junio en función de los intereses poderosos que enfrentamos, que son los mismos que enfrentamos con la resolución 125. Muchos se sorprendieron de cómo votaron algunos legisladores. Pero nosotros habíamos planteado que la Resolución 125 no pasaba en el Congreso porque sabíamos que las multinacionales sojeras y la presión mediática condicionaban la votación. En Diputados hubo avances de la representación del pueblo y por eso ganamos la votación de la 125, pero los senadores que representan a las provincias vienen por una negociación con el poder económico, muchos, como se demostró -Urquía, Menem, Reutemann, Romero, Rodríguez Sáa, entre otros- son la concesión del gobernador al poder económico y no a los intereses del pueblo de la provincia.
Por eso era muy difícil que una ley que debía capturar dos mil millones de dólares de los grupos económicos y quería reivindicar al Estado presente en el mercado, capturando rentas de esos sectores para distribuirla al conjunto de la población más necesitada, no podía soportar un debate democrático y la decisión de Cristina Fernández de Kirchner. Cómo se votó en el Senado fue la concesión al poder económico porque no era solamente la discusión de la 125, era la discusión de la futura ley de radiodifusión y era la discusión de la campaña del gobierno, para empezar a arrinconarlo, a debilitarlo y ponerle freno.
Todo eso ocurrió desde esa confrontación hacia acá, nosotros nos venimos desgastando, nos vinimos desangrando y le tuvimos que poner el cuerpo a cada debate, a cada idea, a cada propuesta, a cada posibilidad de avanzar porque de ahí hasta acá fue todo confrontación de parte del poder, fue todo descalificación.
No pudieron en esa confrontación, pero sí pudieron el 28 de junio, dándonos un golpe, una derrota, que nos deja el sabor amargo y que nos quita posibilidades. Sabemos que es sólo una batalla perdida, que no es definitiva, pero solamente podremos recuperarnos y recomponernos si también aceptamos que aparte de enfrentar al poder, nosotros fuimos con debilidad a pelearle a ese poder, porque muchos de los que tenían que ir a defender el modelo a las barriadas terminaron negociando con De Narváez, cortando la lista del compañero Néstor Kirchner y poniendo la boleta de la oposición. Entonces, no se puede convocar a la transformación o a defender el proyecto nacional y popular de Cristina Kirchner con representantes que terminan negociando y priorizando sus boletas territoriales.
Esta decisión de los intendentes de diferenciarse del kirchnerismo es un mensaje al poder económico y a la derecha que enfrentamos, al duhaldismo y al macrismo o en su versión neomenemista del reutemismo. Estaban jugando a dos puntas. Esta es una reflexión que nos tiene que dar líneas de intervención, de desarrollo territorial, y enfrentar con toda claridad que nosotros perdimos porque enfrente teníamos un poder mucho más poderoso, pero también perdimos por debilidades propias.
Lo que hicimos y lo que faltó
En las recorridas, caminando las barriadas populares del Conurbano, recibimos muchas demandas insatisfechas de la sociedad. Nos decían a nosotros, los propios compañeros, en las mateadas, todavía duele el hambre en muchos lugares, duele la desocupación, duele la pobreza. Es necesario ampliar el debate y resolver el por qué los grupos económicos, como lo hemos dicho en infinidad de oportunidades, capturan más ganancias, más rentabilidad y más riqueza con nuestro propio modelo que la que capturamos los trabajadores. A los sectores populares todavía nos cuesta resolver la desigualdad social que existe, no podemos achicar la brecha, aún con nuestro propio modelo al que defendemos, ahora más que nunca.
Nosotros fuimos con verdades a defender el modelo de crecimiento con inclusión social. Nosotros creamos cuatro millones de puestos de trabajo, pero si queremos terminar con la desocupación tenemos que crear cuatro millones de puestos de trabajo más. Nosotros redujimos la pobreza y la indigencia a más de la mitad, pero hay que seguir sacando a los compañeros de la pobreza, y seguir sacando a los compañeros de la indigencia y para eso tenemos que profundizar las políticas públicas con más vivienda popular, más agua potable, más cloacas.
El crecimiento en la economía del 6 % anual en los últimos años, es cierto, nos ha permitido ganar y por eso salimos a defender el modelo, el trabajo, el salario, la obra pública, la vivienda, la seguridad social, la educación, pero también ganaron los grupos económicos. Y hubo decisiones del propio gobierno que debe revisar y cambiar porque es un mensaje que nos dio la propia sociedad. Está bien subsidiar a determinados sectores económicos, sobre todo para apoyar la reindustrialización y proteger el trabajo y el salario, pero hay que priorizar cada vez más el combate contra la desocupación, la pobreza y la exclusión.
Nosotros no hicimos una mala elección en el interior de la provincia de Buenos Aires, nosotros sacamos 24 puntos en términos promedio, aún contando el distrito de La Plata, donde tuvimos 20 puntos en promedio con el intendente que jugó en contra. En el primer cordón podríamos haber sacado dos o cuatro puntos más, pero no hicimos una mala elección, estuvimos en 30 o arriba de 30 puntos. La elección se perdió en el segundo cordón del Gran Buenos Aires, donde en el 2007 sacamos 30 o 35, apenas sacamos 8 puntos de diferencia. Más allá de cómo jugaron los intendentes, que jugaron al corte de boletas o en contra, ahí está la mayoría de la población que todavía está en la pobreza.
Para nosotros, a partir de 2005, la posición monopólica y oligopólica de las empresas en la producción de alimentos, nos disputó la riqueza que generamos todos los argentinos y, con el movimiento de precios en los productos básicos de la canasta familiar, golpeó nuestra base electoral. Los trabajadores formales, con sindicatos constituidos, pudimos pelearla a través del convenio colectivo y acompañamos la recuperación del salario, que se caía por la inflación promovida por las 200 empresas formadoras de precios. Esa recuperación no fue posible en los trabajadores informales y mucho menos en los trabajadores que tienen algún plan social. Los ingresos de jubilaciones y pensiones, a pesar de la espectacular política de recomposición de ingresos realizada por nuestro gobierno, también cedieron en esa disputa.
Entonces, nosotros tenemos que ir ahí, a resolver la pobreza y la desocupación de nuestro pueblo para recuperarnos de nuestra derrota y empezar a profundizar las políticas públicas para que nuestro pueblo sienta todo lo que se hace. Tenemos que asumir que no se puede ir a combatir contra el poder sin tener la estructura organizativa y de representación que respalde esas políticas públicas. No hay ningún problema en acordar con los intendentes del conurbano; hay que acordar, pero lo que no hay que hacer es hipotecar a los propios compañeros.
Señales de la campaña
Si no se construye lo propio, si no se entusiasma, si no se enamora, si no se es capaz de construir una organización horizontal, democrática, participativa, movilizada, no hay posibilidad de enfrentar al poder, porque el poder se nos mete por todos lados, también por Gran Cuñado. Nosotros planteábamos una disputa con De Narváez marcando que es un tipo que vino a recomponer las tasas de ganancia de las grandes empresas y que, salvo cuando se les salió la cadena a él y a Macri y dijeron que van a privatizar el sistema previsional y Aerolíneas Argentinas, en general no discutieron el modelo, discutieron la inseguridad, la forma de Cristina, el autoritarismo del gobierno, la corrupción, que este gobierno no convoca a la producción.
Pero no discutieron el modelo y cuando nosotros, Néstor Kirchner especialmente, queríamos plantear la visión del modelo que defendemos, del otro lado del aparatito del televisor transformaron a De Narváez en un tipo común, agradable, que tenía un plan. Y quiero reflexionar sobre esto: en el cierre de campaña el tipo se paró ante las cámaras sabiendo que lo transmitían en cadena, por lo cual lo estaban mirando millones de bonaerenses, y dijo “alika alikate, quereme querete, votame votate”. Yo pensé que se chifló o está loco, pero no, lo dijo porque sabía a quién apuntar, porque sabía que era una disputa de cabezas.
Evidentemente, venimos remontando la cuesta desde muy atrás. Todavía el neoliberalismo es capaz de vender un candidato como vende un producto en un supermercado y la desideologización, la falta de debate, de conciencia y organización, y el individualismo de millones de compatriotas que no se sienten parte de un proyecto nacional y popular, permiten reinventar alternativas del poder dominante.
Entonces, nosotros no podemos ir a confrontar al poder económico y multimediático, que todo lo que hace es confundir, deslegitimar las mejores intenciones y darle manija a las ideas, a las imágenes y a los discursos de los sectores económicos, a los candidatos del poder, si no tenemos a los compañeros en cada cuadra, en cada barrio, en cada lugar, en condiciones de dar respuesta.
La discusión del modelo que nosotros planteamos se quedó en la defensa de lo que hicimos y no atravesó, no conmovió, no entusiasmó a los compañeros para lo que vamos a hacer después, pero sobre todo, tuvo la debilidad de que los que fueron a defender al modelo de memoria y justicia social, fueron los mismos que no lo defendieron durante la dictadura militar, durante el menemismo o durante la confrontación de este gobierno con los sectores económicos, porque muchos de los candidatos, concejales, diputados provinciales, senadores, diputados nacionales, no estuvieron en la pelea de la 125 o en la pelea por la discusión de las políticas públicas del gobierno nacional.
No estuvieron cuando entregamos la ESMA a las Madres de Plaza de Mayo, no marcharon el 24 de marzo, tampoco para encontrar con vida a Julio López ni cuando derrotamos al ALCA en Mar del Plata. Y lo vimos en los actos del partido justicialista, en el cierre de campaña en el Mercado Central, donde no se percibía un clima convocante y movilizante para la gran pelea que se avecinaba el 28, porque ahí ya se sabía que había deserción por las actitudes de algunos intendentes: Malvinas Argentinas, La Plata, Tigre, y porque la elección venía pareja.
El análisis
Estamos tratando de encontrar la respuesta que no sólo explique lo electoral sino que desentrañe el problema político y a partir de ahí ver cómo vamos a recomponer y cómo vamos a reafirmar un rumbo que evidentemente necesita tener una iniciativa que coloque a nuestro proyecto en disputa nuevamente, para frenar la ofensiva del poder que no va a esperar al 10 de diciembre, a tener mayoría parlamentaria, sino que lo están discutiendo hoy. Por eso vemos muy bien que el gobierno haya reaccionado y cambiado el gabinete nacional, sobre todo que los que no estuvieron convencidos con el proyecto abandonen el gobierno y que la Presidenta nombre a quien siente más concientemente que va a defender las iniciativas del Poder Ejecutivo Nacional.
La prioridad es consolidar el gobierno de Cristina hacia el 2011. La renuncia de Néstor Kirchner al PJ fue una decisión correcta. Fue un error creer en algún momento que podía conducir esa estructura, pero reivindicamos a muchos compañeros del PJ, intendentes, diputados, concejales, gobernadores de provincias, que acompañaron. Su renuncia al partido es una demostración que quiere compartir y construir otro espacio político, pero no la transversalidad. Yo no creo que sea posible construir una transversalidad, por lo menos como la conocimos hace cuatro años atrás, donde se juntaban cuatro dirigentes autodenominados “progre” y se calificaban como lo nuevo sin discutir ni convocar a nadie. Yo creo que la perspectiva es unificar a la militancia, a los movimientos populares, a los compañeros, a dar un gran debate nacional para construir fuerza política, social, sindical, cultural con un objetivo muy claro, defender al gobierno de Cristina Kirchner, ante los intereses económicos, que vienen por ella.
Porque lo que quiere el poder es que este gobierno haga el ajuste y lleve el dólar a 5 pesos, baje las retenciones a la soja, paralice la obra pública, las cloacas, el agua potable, la construcción de viviendas, pare los desarrollos sociales urbanos, no convoque a paritarias para discutir los salarios y que el Estado no avance interviniendo en el mercado. Sabemos que el poder golpea, trata de condicionar al gobierno, y la oposición plantea que hagamos nosotros el ajuste, porque dicen que Kirchner y Cristina no van más y en 2011 vienen ellos a gobernar. Los que han sido derrotados tienen que hacer el ajuste en estos dos años que quedan y pagar el costo político para que ellos vayan a la disputa electoral teniendo resuelto el debate político en la sociedad.
Ese es el planteo del poder, pero nosotros decimos que el escenario electoral del 28 de junio no altera nuestras convicciones y nuestro proyecto de construir una patria para todos. Porque tampoco es que ellos nos ganaron 50 a 20 y que la sociedad dijo masivamente queremos a Macri presidente y a De Narváez gobernador ya, porque entre otras cosas en Capital el macrismo retrocedió el 50 por ciento de los votos, y Elisa Carrió salió tercera cómoda, cosa que el poder no pone como parte del análisis, como no pone la información de que la compañera gobernadora de Tierra del Fuego, Fabiana Ríos del Ari, salió quinta, o que Schiaretti salió tercero en Córdoba. Y a Reutemann no le fue tan fácil, ganó sólo por un punto, pero de eso no se habla.
Y nosotros vamos a aportar en el debate al que nos convoca Néstor Kirchner, entendiendo que la transversalidad es ir a disputar en todos los espacios de representación donde se dirime el poder en la Argentina: en el modelo sindical, en el desarrollo territorial, en el debate ideológico intelectual, en lo internacional, en el ámbito productivo, en definitiva, aportar a la construcción de un movimiento de unidad, participación y decisión de todos los sectores populares.
Por eso, para nosotros, discutir lo nuevo y discutir la unidad popular es una prioridad con todos los compañeros que nos acompañaron en el Luna Park, ampliada a otros compañeros que no estuvieron allí, o que estuvieron a medias, porque tenemos que ampliar el espacio político del Kirchnerismo.
PJ, CGT y CTA
El modelo sindical no sólo está representado por Moyano, que a esta altura de los acontecimientos, hacia el interior de la CGT, representa menos también, porque todos vimos al Momo Venegas festejando; todos escuchamos a Luís Barrionuevo diciendo que Cristina tiene que renunciar ya. Entonces, de qué modelo sindical estamos hablando. Esto ha sido un debate que nosotros tratamos de dar, tanto en el Frente para la Victoria, como en el gobierno nacional y en el campo popular, y la responsabilidad de que no haya personería gremial de la CTA no es un problema de la CTA sino la ausencia de políticas del gobierno argentino, que debe resolver definitivamente.
La ofensiva de los gordos en la CGT, denominados sindicalistas empresarios, contra Moyano tiene que ver con la interna del poder económico y el PJ. Es la expresión del sindicalismo empresario cómplice de la dictadura y del menemismo que ve el momento de avanzar sobre el gobierno, sobre la CGT, pero también sobre los propios trabajadores y el movimiento popular. Ellos no van a dudar en arreglar con Macri, De Narváez, Reutemann o Solá porque su permanencia en los aparatos sindicales tiene que ver con sus acuerdos con las patronales y con el poder político que los represente camino al 2011.
Entonces, no alcanza con tener acuerdos con la CGT de Moyano, que fue importante y cumplió un rol trascendente en la defensa del modelo productivo que impulsó el gobierno de Néstor y Cristina Kirchner. Hay que ampliar a la CTA y sobre todo avanzar en la equiparación de derechos a los gremios que tienen simple inscripción gremial con los que tienen personería gremial.
Esta no es una discusión de aparatos. Es una necesidad de los trabajadores y del pueblo que, para evitar la ofensiva de ajuste del poder económico, tienen que tener herramientas para discutir la rentabilidad de las empresas.
Fue notoria también la falta de institucionalidad del debate y la decisión de sectores barriales, cuentapropistas, cooperativas, desocupados, protagonistas del combate contra el neoliberalismo, a los que no pudimos o no supimos, o no quisimos, empoderar de políticas públicas y organizativas como sujeto político de decisión y presencia en las definiciones clave de nuestro proyecto.
En 2007 se planteó que la CGT y el partido Justicialista iban a ser garantía de la gobernabilidad del gobierno de Cristina Kirchner. Pero en este proceso electoral, como cuando enfrentamos al verdadero enemigo del pueblo argentino y de la clase trabajadora, como fueron las patronales rurales, la mitad de la CGT y la mitad del partido Justicialista saltó para otro lado. Entonces es hora de que nos hagamos cargo, también en el Frente para la Victoria, de nuestras contradicciones y de los errores que ha producido el propio gobierno, la propia conducción. Hay que alentar la discusión entre los propios compañeros.
La sociedad también nos dio un alerta en algunas definiciones como no avanzar más en políticas de distribución del ingreso nacional, y quedó demostrado que las políticas sociales focalizadas pueden servir para resolver algunos colectivos, pero nosotros tenemos que animarnos a discutir políticas sociales universales que cubran a la mayoría de los argentinos y los saque de la pobreza, la indigencia y la desocupación. Pero también eso nos tiene que servir para organizar a esos compañeros. Porque no se trata solamente de repartir plata o hacer algún programa sino, como lo planteó el Frente Transversal, que cada recurso signifique organización, conciencia y debate de los compañeros.
Las políticas sociales y de infraestructura que promovió el Gobierno Nacional tuvo en el PJ y en los intendentes un manejo clientelar. Los recursos ejecutados en el territorio fueron manejados con viejas prácticas políticas que ahogaron la construcción de una nueva institucionalidad, que incorporara al proceso a todos los desarrollos territoriales. No fue la garantía de la derrota, pero el aparato funcionó en contra nuestra y nos restó posibilidades de discutir, con la sociedad, la defensa del modelo.
Nuestro debate
Esas son las cosas que tenemos que discutir; de nada nos valen los cargos si no acertamos correctamente en la política, porque es la política la que permite consolidar los procesos de transformación y esta es una definición que nos tiene que servir al propio Frente Transversal para discutir más política, más ideología, más protagonismo, más participación, más decisión colectiva, más entender lo que nos pasa en las crisis políticas y en las crisis personales. Porque Néstor Kirchner, correcta y valientemente, asumió la candidatura a diputado nacional porque no había organización popular, no había suficientes espacios de movilización en condiciones de garantizar la disputa que polarizara con el poder. Por eso fue correcta su candidatura, más allá de las candidaturas testimoniales del gobernador y de los intendentes, que terminaron traccionando ese 32.5 % de los votos que puso el límite a nuestra construcción.
Tenemos que debatir, con Néstor y con Cristina Kirchner, cuáles son las iniciativas que tenemos que poner en la agenda, que debe ser la agenda del pueblo, de los sectores empobrecidos de la sociedad, de los que no tienen nada. Esa y no la agenda del poder y de la mayoría de los sectores de la oposición que lo único que quieren es recomponer las tasas de ganancia de las empresas, de los sectores industrial, agro sojero, financiero, o de las empresas de los medios de comunicación que son empresas que compran y venden información al mejor postor. Y para poner la agenda del pueblo hay que fortalecer la organización, que como dijo el General Perón, “es la única que vence al tiempo”.
Hay que darse un salto organizativo cada vez mayor, tendremos que discutir más, consensuar más, militar más, para construir mayores niveles de protagonismo y convocar a los compañeros a que sigamos peleando por lo que tenemos hoy, por lo que queremos tener, que es una sociedad donde todos tengan trabajo y donde la justicia sea el destino colectivo del pueblo.
Fortalecer la unidad popular
Entonces debemos fortalecer la unidad popular. Es necesario recomponer una fuerza popular, una nueva perspectiva política en el país que sea capaz de acompañar el proceso de transformación social que han planteado Néstor y Cristina Kirchner, que ya no sólo se torna necesario sino imprescindible. Por eso, nosotros, que somos Frente Transversal, que no somos un partido político ni somos tan sólo un movimiento, tratamos de ser coherentes con las experiencias de organización y de construcción que tuvimos a lo largo de 30 años de militancia.
Por eso la prioridad central para nosotros es fortalecer al gobierno de Cristina Kirchner y fortalecer la Central de Trabajadores de la Argentina. Esta es la responsabilidad del momento, y la disputa que nosotros tenemos ante la Unión Industrial Argentina, ante la patronal sojera, ante los sectores financiero, bancario, ante los multimedios de comunicación. Y esa disputa no la vamos a hacer tan sólo desde el aparato del Estado. Quedó demostrado, que para hacer realidad otra de las tantas cosas que hemos puesto en la agenda pública, que la crisis de representación que nos mostró la sociedad argentina el 19 y 20 de diciembre de 2001 no se resuelve con las viejas estructuras partidarias, sindicales, económicas y de pensamiento que nos llevaron a ese estallido sino que es necesario construir nuevas representaciones, nuevas posibilidades, nueva unidad del campo popular y por eso no alcanza con tener el aparato del Estado y tener buenos compañeros.
Tenemos que ser capaces de tener a millones de compatriotas organizados, movilizados, concientes y convencidos que pueden cambiar las cosas. Porque muchos de los votos que tuvimos en contra fueron de miles de compañeros que les daba lo mismo votar la lista de Néstor Kirchner que votar la de De Narváez, y esto no es solamente un triunfo del poder, esto es una derrota nuestra, porque no puede haber un solo compañero o compañera que pueda pensar que le da lo mismo votar a De Narváez que votar a Kirchner. Eso es lo que vemos cuando hacemos la radiografía del mapa electoral. Nos puede dar lo mismo de cómo se vota en Recoleta o cómo se vota en San Isidro, pero no nos puede dar lo mismo que en las barriadas más humildes de nuestro pueblo De Narváez haya tenido 30 puntos o 34 puntos.
No nos puede dar lo mismo a los que pensamos que un proyecto de transformación no se hace sólo desde el aparato del Estado y decidiendo políticas públicas sino que ese proyecto de transformación sólo puede ser viable si hay organización, si hay conciencia, si hay movilización del pueblo argentino para defender esas decisiones. El gobierno ha tomado decisiones y ha convocado a una agenda: economía, democracia y sociedad, dijo la Presidenta y nosotros tenemos que prepararnos fuertemente para discutir las tres cosas.
En economía decir con claridad que tenemos que seguir profundizando un modelo económico que haga crecer la economía, pero sobre todo que la haga crecer construyendo empleo, mejorando el ingreso de la población y atacando las bases de la desigualdad social. Democracia no solamente para convocar a internas abiertas de los partidos, democracia también significa democracia sindical y protagonismo de los trabajadores y del pueblo para discutir un modelo de país y un modelo de sociedad. Sociedad no solamente para tener un nivel de representación en un sindicato, una central, o tener un cargo institucional, sino para transformarla definitivamente.
Y como esto no se logra sólo con participar en procesos electorales sino con la construcción de una fuerza social organizada, a la que tenemos la obligación de convocar, construir y consolidar, porque con millones y millones de compatriotas organizados ya no nos podrán derrotar nunca más.
Profundizar el modelo
Consolidar el gobierno de Cristina, construir a partir de la unidad nuestra fuerza por el país que queremos, será nuestra tarea. Reafirmamos con alegría y convicciones nuestro lugar en este proyecto, en la CTA y en el movimiento popular. La historia que estamos escribiendo nos da orgullo. El presente y el futuro nos da fe y esperanza de que vamos a parar la restauración neoliberal que asoma amenazante y, con más fuerza y pasión que nunca, trabajaremos para profundizar el modelo económico, político y social al que pertenecemos.
Estas reflexiones son un aporte abierto a todos los compañeros y compañeras y las iremos enriqueciendo con la convocatoria a discutir en encuentros, plenarios, cabildos, asambleas, análisis, debates, para alcanzar una síntesis colectiva.
Edgardo Depetri
Frente Transversal NyP - Julio de 2009

Debate post electoral: Horacio Gonzalez

Horacio González: “El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos”

El fundador de Carta Abierta habló en P&M de la convocatoria al diálogo tras la derrota electoral, las opciones de Néstor Kirchner para el 2011 y el resurgimiento de grupos intelectuales de derecha. También planteó su preocupación por las demoras en el tratamiento parlamentario del proyecto de ley de Comunicación Audiovisual.

Para el director de la Biblioteca Nacional y miembro destacado del espacio Carta Abierta, luego de las elecciones del 28 de junio el kirchnerismo debería moverse en el nuevo escenario con "imaginación política" y "crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres".

"Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato", insistió el sociólogo en diálogo con Política&Medios.

La entrevista abarcó varios temas de la actualidad nacional, comenzando por los cambios operados por la presidenta Cristina Fernández en su gabinete.

¿Que opinión le merece Jorge Coscia, el nuevo secretario de Cultura de la Nación?

Tengo una visión muy favorable, tengo una vieja relación con él y creo que tiene una visión de la cultura que va a introducir debates nuevos. Yo lo veo como algo auspicioso. No obstante, quiero aclarar que tengo una gran consideración y respeto por al obra de (José) Nun, quien ha hecho cosas muy importantes como el plan "Libros y Casa", el cual merece continuidad.

¿Cuál es su análisis sobre el resto de las modificaciones en el gabinete?

El conjunto de los cambios está sometido a una fuerte discusión que emana del nuevo panorama que se le abre al gobierno de forma inesperada. Bajo ese panorama el gobierno nacional, al otro día de las elecciones, tuvo que salir a tomar varias opciones. La primera que tomó fue la de hacer cálculos en relación a cotejos numéricos con respecto a la elección que, por su puesto, podía parecer no muy desfavorables. Lo cierto es que lo que ocurrió fue una situación desfavorable para el gobierno, con consecuencias no fáciles de preveer hoy. Por eso el gobierno está actuando de urgencia. Actuar de esta forma no es lo mismo que actuar en épocas de normalidad con todas las riendas del Estado en un cierto control. En este caso la presidenta está actuando en medio de una tempestad histórica y sus medidas son tomadas bajo el cuño de la urgencia. Si bien es un gobierno acostumbrado a tomar decisiones bajo el régimen de la excepcionalidad, en este caso la derrota que ha sufrido fue muy fuerte y esto provoca que el gobierno deba extraer fuerzas últimas de sus propias convicciones para darle más explicaciones a la sociedad, por un lado, y para forjar una estirpe de funcionarios, militantes y personas dispuestas acompañar este tramo tan difícil con nuevas explicaciones e ideas. Sobre todo con esto último, porque si eso no ocurriera se abriría una perspectiva muy sombría para el país y el gobierno.

Es posible que en las próximas horas renuncie Enrique Albistur a la Secretaria de Medios y sea reemplazado por Alfredo Scocimarro. ¿Qué consecuencias tendría el cambio?

No podría decirlo. Con Albistur tengo una relación de años. Siempre discutimos porque tenemos diferentes posturas sobre los medios, posturas divergentes. La verdad que no sé que entrañaría el cambio. Albistur vivió en estos últimos años muchas vicisitudes, fue tapa de la revista Noticias y siempre pensé que también ese estilo periodístico se hacia blanco de todo tipo de ataques, se eximían asimismo de tener una fundamentación. Estar en esa situación durante muchos años es doloroso y creo que de esta manera la Argentina marcha hacia una sociedad medieval. El modo de investigación de las vidas personales, incluso el modo de investigación del crecimiento del patrimonio presidencial, son modelos de investigación inquisitoriales. Creo que el compromiso de todos estos medios es que la sociedad marche hacia una nueva inquisición y lo digo también en referencia a como fue tratada la figura de Albistur.

Más allá de las medidas de urgencia que mencionaba anteriormente, ¿cree que el kirchnerismo sigue siendo la única opción para llevar adelante el proyecto de país que se planteó en el 2003?

Creo que sigue siendo la única posibilidad, pero no ignoro que han surgido nuevas opciones a través de las votaciones importantes que tuvieron Pino Solanas y Martín Sabatella, que han sido casos muy comentados. Queda abierta la posibilidad de dialogo de distinta calidad con el gobierno, si esto se pudiera producir. Pero sin duda la situación es nueva y, evidentemente, después de la elección nadie se puede responsabilizar por una afirmación que diga "este es el camino que tiene irreversiblemente el tono de una irreversibilidad, puesto que si no es éste no es otro". Al propio gobierno se le abren varios caminos. Por eso hoy me parece urgente que el dialogo no sea tomado como una formulación meramente costumbrista, para salir del paso. Tiene que ser un diálogo que ahonde de manera critica en la trayectoria anterior del gobierno y que también obligue a todos los sectores de centro izquierda a ahondar en las propias decisiones que hacen que muchas de sus expresiones no tomen con la importancia que es necesaria el tema de la votación que se tuvo en el Parlamento en relación a la resolución 125, que implicó la discusión sobre la renta agraria. Yo pondría en un plano de equivalencia la renta petrolera en relación a la renta agraria. Un verdadero dialogo implica hablar, escuchar, razonar, implica más que nada poner a revisión mutua los pasos que se dieron para llegar todos a esta situación. Es difícil para el gobierno, pero también para estos nuevos sectores que tienen una nueva responsabilidad.

Propone una suerte de transparencia en el diálogo

No, lo que digo es que todo dialogo implica crear una zona de verisimilitud para que no quede en una simple fachada. Tiene que haber reconocimiento mutuo y al mismo tiempo explicitación clara o más clara de las diferencias. El diálogo es para llegar a acuerdos que antes parecían imposibles y también para dejar en claro los nuevos motivos de debate. Pero esto no significa que, por mera cortesía, se deban borrar las razones de un antagonismo, que en la Argentina son claros y evidentes.

¿Este puede ser uno de los caminos para que en el 2011 la ciudadanía vuelva a volcar su apoyo al proyecto de los Kirchner?

Tengo que decir una opinión muy personal: me gustaría que surja de la experiencia del kirchnerismo una alternativa importante para el 2011. Pero reconozco las enormes dificultades que esto significaría. Resolver esto supone urgentemente la revisión de los propios cimientos de la opción que hasta el momento manejaba el Gobierno. Creo que esta situación no se la esperaba, al mismo tiempo que la oposición tampoco. El oficialismo está obligado a revisar comportamientos, decisiones y sentidos.

¿En qué temas el gobierno debería encarar una revisión?

El problema del INDEC es muy fuerte y no puedo tener una opinión improvisada, pero sin duda se están haciendo esfuerzos que no son tenidos en cuenta por los medios de comunicación más concentrados. De todas maneras, creo que un esfuerzo suplementario con respecto al INDEC presupone, justamente, el motivo de este llamado a dialogo para restablecer las creencias respecto a las propias elaboraciones que llevan a que el antagonismo tenga cierta racionalidad. Si la Iglesia dice que hay un 40 por ciento de pobres, por ejemplo, eso también debe ser sostenido en comprobaciones efectivas porque la sociedad argentina vive en un estado de descreencia muy grave. El INDEC es producto de eso, y no el culpable de esa situación. La reformulación de las creencias debe abarcar al INDEC y también al sistema de aseveraciones que de lado a lado se hacen, sobre todo desde los medios de comunicación.

Es un poco lo que pasa con la discusión en torno a Moreno, donde el problema se reduce a su figura.

Personalmente, me gustaría que la discusión no esté anclada en una figura, pero al mismo tiempo también creo que, en momentos de fuerte exaltación política, es casi inevitable que la discusión se centre en personas y figuras.

¿Uno de los errores del ex presidente fue ponerse al frente del Partido Justicialista y olvidarse del ideal de concertación y pluralidad partidaria con la que asumió en el 2003?

No soy de esos que frente a una clara derrota electoral hace una especie de autocrítica obligatoria. Me interesa el peronismo como fenómeno histórico y social, pero reconozco que cuando Kirchner asumió ese compromiso no me gustó. Aunque, como otros, entendí que era un factor de equilibrio que Kirchner condujera el PJ. Hoy no se hace nada fácil, porque su renuncia al PJ -si lo hubiera hecho antes yo lo hubiera recibido con mayor agrado- puede ser un signo de debilidad. Sin embargo, esto puede ser revertido si hubiera imaginación política suficiente, algo que urgentemente debe crearse. La imaginación política serviría para crear nuevas expresiones políticas, incluso con nuevos nombres. Néstor Kirchner debe demostrar que está en condiciones de pensar nuevos nombres para la transformación social a la altura de los momentos importantes que vivió durante su mandato. Si no se recorre esa zona de cierto utopismo, utopismo leyendo las fuerzas reales de la política argentina, si la sobredeterminación utópica no aparece, el gobierno podría sentir que esta en una zona de mayor de peligro. Por eso me parece fundamental que haya sobredeterminación de carácter utópico.

En este contexto, ¿cree que se tratará la ley de radiodifusión?

Me preocupa que no haya sido nombrada en los últimos acuerdos que hicieron las bancadas oficialista y opositora para el tratamiento de los nuevos temas en el Congreso. A mi me parece muy importante la ley, pero merecía reformulaciones dentro de la importancia y la novedad que significó elaborarla y ponerla en discusión de la manera en que se lo hizo. Tiene que ser tratada y modificada en un gran debate parlamentario, no hay que huirle a ese momento, creo que puede ser uno de los grandes momentos como el debate de las carnes en la década del `30. Por otro lado, el tema de los medios, el lenguaje, los simbolismos, la creación de momentos forzados en la sociedad, nuevas conformaciones morales y espirituales, todo eso que debe ser parte también del debate, ya que no hay ley sino se tratan los grandes temas de la cultura mediática contemporánea, sobre la cual todos hablamos pero no muchos saben demasiado.

¿Por qué razón podría eludirse su tratamiento?

Por la tacañería política que hoy reina por doquier. La idea de que la ley de medios es la ley anti-Clarín fue un manejo desacertado. Clarín está hoy en una fuerte operación política contra el gobierno, es la oposición. Todo esto tiene que ser puesto a discusión. Lo interesante del kirchenerismo es que ha puesto en discusión los cimientos reales de la sociedad: las fuerzas económicas, las fuerzas mediáticas… No lo dio como algo naturalizado, las puso en discusión.

¿El kirchnerismo desarticuló las lógicas neoliberales de los años 90?

Varios sectores de la izquierda y de la oposición dicen que es continuidad del menemismo, pero en la sociedad hay mucha de esta continuidad. Creo que el kirchnerismo quiso elaborar una discontinuidad importante y, al mismo tiempo, la sociedad argentina no ofreció herramientas significativas para que esa discontinuidad abarcara muchos más campos de los que abarcó. Quizás el kirchnerismo tuvo una impronta de discontinuidad con los años `90 que muchas veces llevó a Néstor Kirchner a sostenerla en personajes de esa década, entonces había continuidad y discontinuidad al mismo tiempo, aunque con predominio de la hipótesis de discontinuidad. Fue un poco la actitud de aquel que cree que puede convencer al personal anterior de actuar en nombre de la nueva época.

¿Qué lectura hace del resurgimiento de agrupaciones de intelectuales de derecha, como el Grupo Aurora?

Creo que en este momento tan agudo del segmento cultural y político de la Argentina es inevitable que aparezcan grupos que aglutinan la vida cultural e intelectual. Habría que ver hoy si podemos medir todo esto en términos de una cierta decadencia de la vida intelectual del país. Un caso es hacerlo en la época de Esteba Echeverría o Alberdi y otra en la época de los medios de comunicación, que de algún modo contienen buena parte de la expresión intelectual y sobre la cual ejercen una vigilancia importante en relación a qué idioma usan, qué sistema de difusión, si se entiende o no el mensaje. En Carta Abierta se usa una hipótesis de inteligibilidad con más exigencia, en general, que en personas de extracción intelectual que escriben en los medios. No conozco qué hipótesis de inteligibilidad van a usar los del grupo Aurora, si es la del diario La Nación o si será una que se entremezcle de distinta manera. En Carta Abierta hay varios tipos de expresiones y no hablamos como ningún diario, aunque sería fácil. Definiría a un grupo de intelectuales como aquel que crea un estilo relativamente separado del predominante en los grandes medios de comunicación.

sábado, 1 de agosto de 2009

Debate Post Electoral: Octubres

PROPUESTA DE OCTUBRES PARA ARTICULAR LA UNIDAD DE ACCION DEL MOVIMIENTO NACIONAL Y POPULAR


En momentos en que la oligarquía aprieta y algunas de sus proclamas son ultimátums al modelo, la hora es de fortalecer un nosotros que represente poder propio. Se trata de defender la gobernabilidad, pero no por la gobernabilidad misma. Tenemos que bancar a este gobierno para que llegue al 2011, pero profundizando la distribución de las riquezas y las reformas estructurales por el bien de la Patria y de nuestro pueblo.

Todo pareciera indicar que este es un momento decisivo para constituir el nosotros que se necesita. Y que requiere, para amalgamarlo, una eficaz canalización de toda la expectativa militante. La unidad de los colectivos dispersos con su centro, su cabeza, su conducción.

El nosotros está a la orden del día. Es un nosotros inclusivo de los pobres, de los trabajadores, de los militantes, de nuevos actores en el Estado, y de una profundización del relato. Es un nosotros que no sólo debe contener una propuesta económica sino de sociedad. Es un nosotros que late potente en las palabras de las compañeras y compañeros que se expresan en los Cabildos Abiertos.

Desde el Movimiento Octubres, con modestia y responsabilidad, proponemos a todo el arco político y social del movimiento kirchnerista, del peronismo, del progresismo, de la izquierda, a todos los militantes, a los independientes, a las organizaciones obreras del campo y la ciudad, a los colectivos barriales, a los desocupados, a los jubilados, a los pequeños y medianos empresarios urbanos y rurales, a los artistas, a los intelectuales, a los estudiantes, al pueblo todo, a impulsar la formación de una mesa para la unidad de acción del movimiento nacional y popular.

Con el ánimo de estimular el debate sobre su constitución (y muy lejos de la idea mezquina de pretender indicar quién debe y quién no debe estar), proponemos, por orden alfabético, un conjunto de referentes capaces de unir a todas las fuerzas requeridas para asegurar la democracia, garantizar la gobernabilidad y profundizar las reformas políticas, económicas y sociales que exige el progreso de nuestra sociedad.



ALMEIDA, Taty; ALPEROVICH, José; ALVAREZ, Cacho; ARAGON, Quito; BALLESTRINI, Alberto; BARONE, Orlando; BASTEIRO, Ariel; BARAÑAO, Lino; BAYER, Osvaldo; BONAFINI, Hebe de; BONASSO, Miguel; BORELLO, Lito; CABANDIE, Juan; CALCAGNO, Eric; CALO, Antonio; CANTERO, Alberto; CAPITANICH, Jorge; CARINI, Rodolfo; CARLOTTO, Estela; CARLOTTO, Remo; CARO, Luis A.; CASTAGNETO, Carlos; CLOSS, Maurice; CONTI, Diana; CONOCCHIAN, Alberto; COPANI, Ignacio; CORNELLI, Lucy de; CORTIÑAS, Nora; COSCIA, Jorge; COSSA, Roberto “Tito”; CRUZ, Sandra; CURUCHET, Ricardo; DAFFUNCHIO, Juan Carlos; DANTE GULLO, Juan Carlos; DE GENNARO, Víctor; D’ELIA, Luis; DEPETRI, Edgardo; DESCALZO, Alberto; DIAZ, Leandro; DIAZ PEREZ, Darío; DOLINA, Alejandro; DONDA, Victoria; DOS REIS, Francisco; ELICECHE, Carlos; ESPINOZA, Fernando; ETCHEGARAY, Patricio; FARINELLO, Luis; FAVIO, Leonardo; FELLNER, Eduardo; FERNANDEZ NOVOA, Sergio; FERRER, Aldo; FILMUS, Daniel; FOSTER, Ricardo; GALASSO, Norberto; GALEANO, Lili, GIECO, León; GIROTTI, Carlos; GIUSTOZZI, Darío; GONZALEZ, Horacio; GRANADOS, Alejandro; GUTIERREZ, Francisco “Barba”; HARISPE, Gastón; HELLER, Carlos; INSFRAN, Gildo; ISHII, Mario Alberto; IVOSKUS, Ricardo; KIRCHNER, Néstor; KUNKEL, Carlos; LAPOLLA, Alberto; LARROQUE, Andrés; LASCURAIN, Juan; LETCHER, Hernán; MACALUSE, Eduardo; MANUSOVICH, Rubén; MARTELLI, Federico; MARTINEZ, Enrique; MENDEZ, Lía; MORENO, Guillermo; MOYANO, Hugo; MUSSI, Juan José; NENNA, Francisco “Tito”; ÑANCUCHEO, Roberto; PAENZA, Adrián; PARODI, Teresa; PASINI, Ariel; PEREYRA, Julio; PERSICO, Emilio: PIANELLI, Roberto; PIÑA, Felipe; PIUMATO, Julio; PLAINI, Omar; PUIGROSS, Adriana; RECALDE, Héctor; RIOS, Fabián; RIOS, Fabiana; RIVAS, Jorge; ROSSI, Agustín; SABATELLA, Martín; SAIZ, Miguel; SALA, Milagro; SANTA MARIA, Víctor; SANTILLAN, Carlos “Perro”; SANTUCHO, Luis; SCIOLI, Daniel; SECCO, Mario; SEGARRA, Adela; SENA, Emerenciano; SIGAL, Eduardo; SMITH, Juan Carlos; SOLANAS, Pino; SOLANO RIOSECO, Ramón; TUMINI, Humberto; URRIBARRI, Sergio; VIVIANI, Omar; VERBITSKY, Horacio; VACA NARVAJA, Patricia; VAZQUEZ, Silvia; WEST, Mariano; YAHUAR, Norberto; YASKY, Hugo; ZAIAT, Alfredo; ZAMORA, Gerardo…